Geo
Fue en noviembre del año 2015 cuando Geo, una joven poblana de 17 años, le lanzó una pregunta a su madre: “¿Te acuerdas de lo que siempre me preguntabas cuando era pequeña? ¿Si Jorge me tocaba el cuerpo o me había hecho algo? Abusó de mí sexualmente”.
Jorge había sido pareja de su madre y era papá de su hermana menor; un hombre robusto, de tez morena, cabello negro lacio y que empezaba a quedarse calvo. Comenzó a abusar sexualmente de Geo cuando ella cumplió ocho años y durante once no paró.
Aunque los abusos empezaron desde que había cumplido ocho años, fue en el año 2015 cuando las agresiones sexuales se repetían cada ocho días. Pasaban cuando su madre iba a la lavandería.
Era cuando Jorge paseaba a Geo y a su hermana menor por la ciudad, les compraba algo y luego las llevaba a una casa que tenía en Cacalotepec, una localidad ubicada en San Andrés Cholula, a unos 16 kilómetros del centro de Puebla.
La casa Cacalotepec estaba inhabitada y era un proyecto familiar a largo plazo. Cuando llegaban le pedía a su hija biológica, la hermana menor de Geo, que se quedara a jugar en el que sería su cuarto, mientras que a su hijastra la llevaba a la habitación contigua.
“Me decía que si contaba algo iba a matar a mi mamá”, narró Geo ante el Ministerio Público en noviembre del año 2015, unos días después de contarle a su madre de los abusos que había vivido los últimos once años.
Tuvieron que pasar tres meses para que el juez penal que llevaba el caso dictara prisión preventiva contra el padrastro de Geo, Jorge. El caso cayó en manos de José Refugio Alejandro León Flores, un juez adscrito al distrito judicial de Cholula.
Durante esos tres meses Geo, su mamá y hermana habían pasado de esconderse en un refugio para mujeres a ocultarse en distintas casas de familiares por temor a Jorge.
A pesar del miedo la madre de Geo visitaba el juzgado penal de Cholula para hablar con el juez Flores León, y cuestionarlo sobre por qué no había girado oficio de prisión preventiva para Jorge.
En una de esas visitas, finalmente el juez León Flores le contestó que no lo había hecho porque aún no había leído el expediente. Le pidió que estuviera tranquila, que estudiaría con calma el expediente “porque tenía hijas y nietas, y no quería que les pasara algo así”.
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Cuando José Refugio Alejandro León Flores giró el oficio de prisión preventiva en contra del padrastro de Geo, envió comentarios a la Fiscalía para abogar por una sentencia mayor en su contra.
Según el juez había elementos agravantes de la violación sexual: se trataba de violación equiparada agravada.
Pero León Flores cambió de opinión.
Su sentencia, dictada el 5 de julio del 2017, absolvió a Jorge de la violación sexual sistémica que cometió: la pena que debía pagar sería por “ataques al pudor”, tres años de cárcel. El padrastro de Geo ya llevaba 1 año y medio preso.
El delito de violación sexual en Puebla, se sanciona con una pena de seis a 20 años de prisión. El de ataques al pudor tenía una pena mucho menor que iba de 1 mes de prisión a un máximo de cinco años, dependiendo de las condiciones en que se cometiera el delito.
Los ataques al pudor fueron eliminados del Código Penal de Puebla en diciembre de 2016 por recomendación de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM) ya que no había una sola sentencia dictada por ese delito, algo que se traduce, de acuerdo con la CONAVIM en impunidad.
En la sentencia, el juez León Flores dejó escritas sus razones por las que decidió no creerle a Geo, la víctima, y enjuiciar a su padrastro por otro delito: “la forma en que se narran los hechos por parte de la víctima resulta inverosímil, pues carece de objetividad”.
“La declaración de la menor no resiste los adjetivos de credibilidad subjetiva y objetiva, pues resulta cuestionable que narre que reiteradas ocasiones fue víctima de un ataque sexual pero no lo puso en conocimiento a su progenitora”; “la menor no presentó carácter médico ginecológico que demuestre técnica y científicamente haber sido sujeta de una violación de tipo sexual”.
León Flores además juzgó que, al ser violentada sexualmente, una menor de edad por seis años continuos y sin usar algún método anticonceptivo, necesariamente tendría que haber quedado embarazada.
El juez cuestionó que Geo sufriera violación sexual pues al hacer su denuncia narró que en el último ataque de violación sexual del que fue víctima fue a la cocina por algo de comer y se encontró con Jorge.
En su sentencia León Flores consideró que las víctimas de violación sexual no tienen apetito, por lo que no podría tomarse como cierta su declaración.
“Las primeras veces que lo vimos fue aparentemente humano, ya después no sé qué lo hizo cambiar de opinión”, dice la madre de Geo sobre Flores León.
La última vez que la madre de Geo vio a León Flores, fue para reclamarle por haber cambiado el delito. El juez, sereno, le dijo que no se preocupara porque arriba de él había magistrados que podían revisar si no había tenido razón en su sentencia.
Pasaron seis años para que Geo denunciara el delito del que estaba siendo víctima y dos años después de la denuncia, el juez León Flores, quien ha ejercido su cargo durante 30 años con título profesional y cédula falsos, le negó la justicia.
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“Yo les dije todo, les dije todo lo que él tenía para que vieran que era cierto lo que estaba diciendo: los celulares, las fotos, la casa y nadie me hizo caso a mí”.
El 2 de febrero de 2018 Geo habló frente a los magistrados de la Tercera Sala Penal, para apelar la sentencia de Flores León.
La Tercera Sala Penal del Poder Judicial de Puebla tomó nota de lo que decía Geo entre lágrimas. La nueva sentencia fue dictada el 26 de febrero de 2018.
En la resolución se consideró que la sentencia dictada por León Flores fue desapegada a derecho y reflejó una “indebida” valoración de pruebas al no tomar en cuenta el derecho superior del menor, es decir, no se consideró que una menor de edad estaba denunciando ser víctima de un delito grave.
La resolución también indicó que León Flores debió atender el asunto con perspectiva de género al tratarse de un caso de violencia contra las mujeres. En resumen, la Tercera Sala Penal determinó que el juez debió valorar con su debida importancia la declaración de la menor y no desvirtuarla como lo hizo.
La Sala además señaló el uso de juicios de valor subjetivos que se alejaron de la impartición objetiva de la justicia, mismos que dejaron en desamparo a Geo.
La nueva sentencia estableció una condena nueve años de prisión para Jorge, sin derecho a cambiarlos por otra pena.
“No debería estar en ese puesto, ni siquiera trabajar para defender a la gente, no lo hace, él defiende a los delincuentes y no entiendo por qué. Se supone que el juez imparte justicia, pero él no lo hace, no lo hace”, consideró la madre de Geo.