Ricardo
A 8 días de haber cumplido la mayoría de edad, Ricardo Cadena yacía en el asfalto de la privada N Morones entre las calles 14 y 12 oriente de San Pedro Cholula, Puebla. Murió de un disparo en la cabeza a manos del subdirector operativo de la policía municipal de San Pedro Cholula, Jaid Mothe.
El subdirector de la policía había sido distinguido con dos reconocimientos del uso legítimo de la fuerza y tácticas de intervención policial, además de una decena de constancias y diplomas de actualización, habilidades y destrezas policiacas.
“De momento vimos dos patrullas que pasaban por la carretera del boulevard Forjadores, al final de la Recta, en la calle 12 oriente, estas dos patrullas se pararon y se dieron de reversa. Mi hermano Ricardo, mi amigo Heriberto y yo continuamos caminando hasta llegar a la esquina, pero en eso los elementos de una patrulla se bajaron y los otros elementos de la otra patrulla se quedaron arriba”.
“Los policías que se bajaron se dirigieron a donde estábamos y les dije a Ricardo y a Heriberto: ¡vámonos! y yo me eché a correr”, eran las tres de la tarde del 3 de mayo de 2015 cuando Jonathan Cadena se presentó a declarar ante la agencia de Ministerio Público de Cholula por la muerte de su hermano.
Jonathan Cadena gritó “corran” al ver las patrullas. Los tres jóvenes estaban ahí, y a esas horas de la madrugada, porque habían visto en un restaurante bar la pelea de Pacquiao contra Mayweather, por el título mundial de peso welter.
Al correr, Jonathan Cadena decidió regresar al restaurante bar y los otros dos tomaron un rumbo distinto. Esa madrugada, siendo menor de edad y sin prueba alguna de que hubiera cometido un delito, Jonathan fue detenido.
Arriba de la patrulla, no sabía dónde estaba su hermano ni su amigo Heriberto. Pero estando ahí, detenido, escuchó un disparo y le escuchó decir “ya vámonos” con nervios, a un policía que tenía a un costado.
Dos horas después Heriberto habló ante el Ministerio Público y explicó que su amigo Ricardo y él corrieron en dirección de la carretera cuando uno de los policías los sorprendió: estaba escondido detrás de un vehículo estacionado
Heriberto iba adelante, sin dejar de correr volteó atrás y vio a Jaid Mothe apuntar a Ricardo Cadena; volteó adelante y escuchó el disparo, volteó atrás de nuevo y vio tendido en el piso a su amigo.
“Y yo continúe corriendo por miedo a que a mí también me fuera a tocar un disparo” dijo Heriberto en su declaración.
La madre de Ricardo Cadena se enteró de la muerte de su hijo al llamarlo por teléfono, perdió la cuenta de las veces que timbró, en la última el médico legista que estaba haciendo el levantamiento del cadáver de su hijo contestó y le dijo que algo grave había pasado, que se presentara en las oficinas del Ministerio Público.
El padre de Ricardo Cadena se enteró mientras estaba en la comandancia tratando de sacar a su hijo Jonathan de detención y Jonathan se enteró de la muerte de su hermano al salir de la comandancia. Todo pasó antes de las 6 de la mañana del 3 de mayo del año 2015.
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De acuerdo con la versión de Jaid Mothe, el policía que le disparó a Ricardo, y de otros cuatro de los policías que recibían sus órdenes, los hermanos Ricardo y Jonathan y su amigo Heriberto estaban haciendo un grafiti; por eso se acercaron a detenerlos.
El grafiti es un delito que se persigue de oficio, es decir que es un delito que le importa mucho al estado de Puebla; tanto así que un par de jóvenes y un menor de edad fueron detenidos por cinco policías movilizados en dos patrullas de seguridad
En el año 2015, la fracción panista del Congreso del Estado logró legalizar la criminalización del grafiti, aunque el ruido nacional que orquestó el Frente por la Libertad de Expresión y la Protesta Social —que incluye a organizaciones no gubernamentales de derechos humanos como Artículo 19, Miguel Agustín Pro y Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo— logró detener la pena excesiva de seis años de prisión.
La reforma al artículo 413 ahora impone de un año a cuatro en cárcel por la comisión de este delito.
Aunque el asesinato de Ricardo Cadena se cometió bajo el pretexto del grafiti, no se encontraron pruebas de que los jóvenes hubieran grafiteado una pared esa noche. Sí, el perito en la inspección ocular hizo la referencia de que existía un grafiti en la calle en donde ocurrieron los hechos, pero no hubo latas de aerosol ni manchas en las manos o en la ropa que vinculara a los jóvenes con él.
“Vi que dos de ellos sostenían cada uno en su mano derecha y pintando en una pared lo que se conoce como grafitis, lo que está prohibido porque es daño en propiedad ajena”, declaró Jaid Mothe, el subdirector operativo de la policía municipal de San Pedro Cholula.
En el dictamen de criminalística se expuso que el cadáver de Ricardo Cadena fue manipulado. Ricardo tendido en el asfalto sostenía una lata de cerveza, que testigos aseguraron, no le pertenecía. Se necesitaba un bote, porque con ese bote el subdirector de la policía municipal podría decir que le pareció que el joven estaba pintando una pared.
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Al término del día 3 de mayo del año 2015, Jaid Mothe no se presentó a declarar ante el Ministerio Público, por eso la Procuraduría General de Justicia del estado de Puebla especializada en homicidios giró una orden para su presentación.
Antes de ir al Ministerio Público, Jaid Mothe tuvo unas cuantas paradas en medios de comunicación para expresar su inocencia.
En el Ministerio Público sustentó su actuar con frases como: “intentaban darse a la fuga”, “fue un accidente”, “se chocó con mi arma”, “tome mi precaución pues yo no sé si llevan armas como navajas o pistolas con las que puedan agredir y tampoco si van borrachos o drogados”.
“En ese momento al mismo tiempo mi arma que ya sostenía va saliendo y recuerdo que mi mano derecha con la que sostenía el arma se desequilibra y muevo mi mano completa con mi muñeca de la mano y escuchó la detonación”.
Jaid dijo que Ricardo Cadena era quien estaba escondido detrás de un vehículo y que salió para aplicarle un tacleo. El dictamen de criminalística también expuso que Ricardo Cadena recibió lesiones causadas por un objeto sin filo, de forma dura y directa.
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El expediente del asesinato de Ricardo Cadena está compuesto por las voces de 11 personas, cinco de ellas son elementos de la policía municipal, y cuatro tenían empleos bajo el mando de Jaid Mothe.
No hubo pruebas ni forma alguna de determinar que esa noche Ricardo Cadena, Jonathan Cadena o Heriberto hubieran grafiteado alguna pared en alguna calle. La pericial de balística determinó que la bala que mató a Ricardo provenía del arma de Jaid.
En el dictamen de criminalística se concluye que hubo manipulación del cadáver y heridas por razones que no obedecen al disparo de arma de fuego.
Pero para el juez del caso, José Refugio Alejandro León Flores, del Juzgado Penal del Distrito Judicial de Cholula, los hechos resultaron muy claros desde el punto de vista de los uniformados. Pese a las contradicciones en sus declaraciones fueron consideradas la verdad absoluta.
Ni la declaración de Jonathan o la de Heriberto fueron tomadas en cuenta por el juez León Flores al momento de dictar sentencia el 18 de febrero de 2018, en donde absolvió a Jaid Mothe de homicidio doloso, es decir asesinato que se comete con intención, para darle una pena menor por homicidio culposo, de tres años y dos meses al considerar que asesinó a Ricardo por accidente.
El juez dijo en su sentencia que el testimonio de Heriberto no tenía valor ya que Heriberto no pidió ayuda para su amigo: “se desprende que el referido ateste tiende a eludir sus responsabilidades, pues lejos de pedir auxilio en dicho momento por los hechos que narra, o bien para avisar a los padres de la víctima, decidió irse a su casa”.
León Flores no admitió las pruebas de dictamen de fotografía, ni manchas hemáticas, tampoco balística, inspección ocular y muy importante: el de criminalística. La razón que ofreció es porque el Ministerio Público las presentó a destiempo.
Además, el juez manifestó que el acuerdo de retención “por caso urgente”, el oficio que ordenó la detención de Jaid Mothe, no reunía los requisitos legales.
En resumen, por descalificar la mayoría del contenido de la investigación, la sentencia se centró en la declaración de Jaid Mothe.
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“Se le disparó accidentalmente, así dice la sentencia”, reconstruye Fernando Cadena, padre de Ricardo. “Por más pruebas que haya, por más claro que esté: no hay justicia”, dice.
Para Fernando Cadena no existe la justicia en sí, porque no existe nada que pueda reparar el daño: “A mí ya nadie me va a devolver a mi hijo”.
El padre de Ricardo buscó que el Tribunal de Justicia del Estado de Puebla revisara la sentencia que dictó León Flores, favoreciendo al policía que mató a su hijo. En ese entonces dijo que lo que necesitaba para llevar su duelo era que al menos no hubiera impunidad en el asesinato de Ricardo.
El 23 de octubre de 2018 la Primera Sala en materia penal del Tribunal de Justicia del Estado de Puebla resolvió, por apelación de la sentencia de León Flores, que de acuerdo con las pruebas que se lograron recabar, se podía determinar la responsabilidad de Jaid Mothe por el delito de homicidio simple e intencional de Ricardo Cadena.
Doloso y no culposo, es decir intencional y no accidental, como determinó León Flores. Así la Primera Sala elevó la condena a 14 años con 9 meses de prisión para Jaid Mothe, 11 años más de los que impuso León Flores.
Imagen: Ricardo Cadena, asesinado por el policía Jaid Mothe en mayo de 2015. El caso fue enjuiciado por el juez José Refugio Alejandro León Flores. Fotografía: Marlene Martínez|LADO B.